El escaso apetito de los hijos es la pesadilla de muchos padres. Si el crecimiento se produce sin problemas, no hay nada de lo que preocuparse. En realidad, no hace falta mucho para satisfacer las exigencias nutritivas de los niños. El período del destete puede ser problemático tanto para la madre-padre como para el niño, habituado al calor del pecho o al biberón, se tiene que enfrentar con la cuchara y para comer ya no le basta con chupar. Es normal que el niño no reaccione con gran entusiasmo al probar su primera papilla. El rechazo, incluso a una papilla preparada con todo el amor del mundo, es una reacción de lo más normal. Si se aceptan los ritmos del niño con calma y serenidad, se evita comunicarle la ansiedad que puede provocar su oposición. La comida debe ser un momento de placer, alegría y complicidad, aunque no resulte de la forma deseada. La leche puede sustituir siempre a cualquier papilla que el pequeño se "salte".
Con la zanahoria le estamos aportando una importante cantidad de sales minerales y vitaminas, un alimento fundamental para los más peques que contribuye a aumentar las defensas del organismo. El calabacín se caracteriza por ser muy ligero y digestivo, tiene muy pocas calorías y una pulpa muy tierna y una fuente, también, muy importante de sales minerales (bajo en sodio), calcio y vitamina C.
LA RECETA:
Se cortan en rodajas 150 gr de zanahoria, medio calabacín, una patata, y un trocito de puerro. Se cuecen con un poco de agua, durante 30 minutos, removiendo de vez en cuando. Triturar y añadir un chorrrito de aceite de oliva. A partir de los 12 meses se puede añadir porciones de quesito.
Fuente: Colección Mi Bebé y Yo.